miércoles, 24 de junio de 2009

lunes, 22 de junio de 2009

Siluetas Urbanas

Frases, figuras y letras de un testimonio
en el barrio Uribe Uribe.

Metáfora de una desgracia

En sus nudillos
está su nombre,
en la muñeca
el perdón espera.
Por su tallo
Rondan las desgracias,
Los dardos apuntan
Y se deslizan los inclementes.
Su libreto viola
Las condiciones del acto
Y los gestos espontáneos
Se lucen en el escenario.
En su territorio,
La maleza crece
Esperando un abono
Que un día llegará.

Sin Rumbo Fijo

Las aves navegan sin rumbo fijo,
El agua fricciona llanos de cemento
Y el rostro se enmascara.

Un espejo no es suficiente,
La imagen no se reconoce
Porque sus bordes
Lindan con lo infinito.

De su pipa salen
Un par de ecuaciones,
Que pierden su sentido
Desde el principio.

En el mundo de las sombras,
Los destellos pierden
En su primer intento
Y los reflejos engañan
Los que se atreven a andar.

Sombras

Hay un alma
Que camina desvalida,
Una cama le acompaña
Y su sombra espanta.

Una vez más,
Se mece en una silla
Que compró un día,
el cual no recuerda.

Cada mañana
Recorre su cuerpo tatuado,
Aplasta su cabellera blanca
Y abrocha su cadera.

De su camisa
Se desprende una hebra,
Falta un botón
Y dos más están por caerse.

Con su vieja montura
Mira un periódico de días pasados
Que siempre abandona
En cualquier lado.

En su habitación
El olor a madera mojada
Se entrelaza por sus prendas
Y sale con las notas de la guitarra.

En cualquier corredor
Se ve con su estuche
Y un viejo periódico
Bajo el brazo.

El Reino


Hay historias de maldad,
cuentos de amor
y héroes que hacen volar.

Aún así, hay una historia
Que no está escrita con tinta
Sino con cemento y ladrillo.

En vez de palabras y metáforas,
Ésta de tejas se viste
Y con palas se arma.

Las princesas
No cantan en una torre,
Abren caminos y cargan el agua.

Los sapos no salen de la ribera,
Hacen daño desde la montaña
Y se esconden en ella.

Aquí los mosqueteros
Atienden al llamado de la radio
Y salen caminando de su rancho.
Las infantas no esperan
Las zapatillas de cristal,
se descalzan para ir a jugar.

En esta historia
No existe un palacio real,
Porque sus ocupantes
Como criados en otros reinos
Deben actuar.

La Cima

Veo en los ojos de mi hermano
la cuesta de madera y esterilla,
cuando los zapatos no cesan de andar.
Su mano suda,
el agua lo puede arrebatar.

Jamás he visto en agonía
el caudal de su cauce.
En la noche un suspiro
extermina el pabilo de la cera.

Desde la cima
las melodías se desvanecen.
Los trapos coloridos
de abandono se saturan
y los débiles
se alejan de su ruta.

En la mañana sus brazos
Extiende a la ribera,
Inundados los zapatos
están en otro lugar.

Fabricando Fantasías

Erase una vez a la orilla del río Combeima, donde solo se podía divisar maleza, piedras y animales de monte, no había mas sonido, que el de el crecido rió, chocando con las grandes piedras.

Corría el día 1 7 de marzo de 1 9 6 9 cuando un grupo pequeño de personas decidieron asentarse en aquella zona ribereña de la ciudad, en t re es tas se hallaba Carmen una joven mujer, que llegó con su esposo y sus pequeños hijos. Duran te el día procuraron t erminar las casuchas con plás tico, es terilla y madera para alojar a sus niños en la noche.

Así pasaron dos días mien t ras cada vez se veían más familias llegar al lugar y armar su casa.

Pero fue el 1 9 de marzo qué pasó algo asombroso, el t erreno es taba t o t almen te poblado de casuchas, no quedaba un espacio disponible, asombrada Carmen no podía creerlo, pero eso no fue todo, además llegaron muchas personas en boni tos carros y dijeron que eran de la Alcaldía, rápido salieron todos con mucho miedo y curiosidad. Los personajes de la Alcaldía explicaron que los iban a escri turar, t odos sal taron de la alegría, ¡por fin después de t an to sufrir en la vida!, habían conseguido un t erreno legal para vivir.

Fue así como nació el barrio Uribe y por sugerencia de la Alcaldía se llamó Rafael Uribe.

“Ese día fue muy feliz” recuerda Carmen
Desde ese momento empezaron con mucha alegría y en tusiasmo a cons t ruir sus casa y a darle vida al barrio, era muy boni to ver a niños, ancianos, mujeres y hombres t rabajando sacando piedra, se veían comprometidos con su barrio, parecían hormiguitas obreras.

Se logró construir en el centro del barrio un pozo grande, donde se tomaba el agua, aun así todos Vivìan felices…hasta esa noche de Otubre cuando Lucia llamó a gri tos a Carmen:
-¡Carmen, Carmen, Carmen!¡ayúdeme mi hijo, mi hijo!
- pero cálmese mujer, respondió carmen: ¿qué pasa?
- ¡vamos!
Las mujeres corrieron a la casucha cerca al río en t raron y en un colchón en el suelo, se hallaba Antonio un niño de cua t ro años que parecía dormido, pero en realidad es taba muer to. Nunca se supo que había muer to, el pequeño An tonio, lo único que se supo es que t enía diarrea y vómito hacia tres días.

Como si fuera poco, días después de la muer te del pequeño, lucía corre con sus dos hijos y un grupo de vecinos al Hospi tal Federico Lleras Acos ta donde murieron los pequeños de una extraña enfermedad al parecer ocasionada por el agua que llegaba al barrio, que no era tratada,pues se tomaba directamen te del rió.

La comunidad era muy unida y ayudaron a Lucia para los gas tos para el funeral de sus hijos, hicieron recolec tas, bazares, cada vez que pasaba algo como es to, se unían para salir adelante.

De igual manera, cuando al barrio llegó la plaga de las sie te luchas, los niños y los ancianos fueron los más afectados, don Pedro un anciano del sec tor, se le llenó la piel de carranchin, eso le provocaba una fuer te picazón, al punto de arrancarse la piel.

Esa plaga fue terrible, los niños lloraban incansablemen te, en cada casa había mínimo t res niños que con tagiaron a los adul tos, pero la Jun ta de Acción Comunal, en cabeza del señor Vélez, se preocupó y pidieron ayuda a la au toridades, fue así como llegaron las brigadas de salud y fumigación al sector.

También se consiguió el apoyo de la alcaldía para lograr un buen alacan tarillado, cuando el agua potable llegó a las casa no se volvieron a presentar todas esas enfermedades.

Poco a poco fueron llegando los o t ros servicios públicos, la luz que iluminaría, la fé y esperanza en los hogares, el teléfono para liberar los sueños en palabras, etc.

Dicen que los superhéroes no exis ten pero en es te barrio, queda demos t rado que el amor y el interés por sacar adelan te una comunidad, hace de estos simple mor tales unos héroes comunitarios