Hay un alma
Que camina desvalida,
Una cama le acompaña
Y su sombra espanta.
Una vez más,
Se mece en una silla
Que compró un día,
el cual no recuerda.
Cada mañana
Recorre su cuerpo tatuado,
Aplasta su cabellera blanca
Y abrocha su cadera.
De su camisa
Se desprende una hebra,
Falta un botón
Y dos más están por caerse.
Con su vieja montura
Mira un periódico de días pasados
Que siempre abandona
En cualquier lado.
En su habitación
El olor a madera mojada
Se entrelaza por sus prendas
Y sale con las notas de la guitarra.
En cualquier corredor
Se ve con su estuche
Y un viejo periódico
Bajo el brazo.
lunes, 22 de junio de 2009
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